La historia de nuestro protagonista comenzó un 18 de enero en Maipú (Chile), desde joven el fútbol tuvo un fuerte impacto en su vida y con sólo 19 años ya formaba parte del Club Cobresal, donde anotó sus primeros goles que le permitieron dar el salto al fútbol europeo a los 21 años.
Su primer club en Europa fue el Bolonia, donde no llegó a debutar, ya que fue inmediatamente cedido al Saint Gallen suizo, donde anotó 38 goles en tan sólo dos años. Sus dos campañas en el club helvético provocaron el interés de numerosos equipos de primer nivel europeo, llevándose el Sevilla el gato al agua e incorporando a un jugador en plena progresión.
En el verano de 1992 el Real Madrid se interesó en el futbolista y logró incorporarlo no sin esfuerzo, ya que el club hispalense era reacio a desprenderse de uno de sus referentes sobre el campo. Su marcha provocó la llegada de Diego Armando Maradona al Sánchez Pizjuán.
Su primera campaña en Chamartín (92-93) finalizó con la friolera de 37 goles entre todas las competiciones y la consecución de la Copa del Rey frente al Zaragoza (2-0). La gran decepción de la temporada fue la pérdida (Por segundo año consecutivo) del Campeonato de Liga en Tenerife, que fue primado por el Barcelona a pesar de que no se jugaba absolutamente nada.
En la temporada 93-94 los números de “Bam-Bam” disminuyeron hasta los 17 goles y esto estuvo cerca de provocar su salida del club, ya que Jorge Valdano, nuevo entrenador del equipo, era reacio a mantenerle en el plantel.
Se presumía que la 94-95 sería una temporada difícil para Zamorano, ya que en principio fue uno de los tres descartes de Valdano junto a Luis Enrique y Emilio Amavisca. De manera sorprendente, los tres jugadores fueron piezas básicas en el nuevo esquema del Real Madrid y realizaron una gran campaña que desembocó en el 26º título de liga del club blanco.
Zamorano logró el Pichichi al anotar 28 tantos y es especialmente recordado por su hat-trick en la famosa manita al FC Barcelona y por anotar el gol que dio al Madrid el trofeo matemáticamente frente al Deportivo de la Coruña en la antepenúltima jornada del campeonato.
Tras una discreta temporada 95-96 “Bam-Bam” emigró a Italia para enrolarse en las filas del Inter de Milán, donde formaría una terrible dupla junto al brasileño Ronaldo. Tras su paso por San Siro, probó fortuna en el América de México y finalizó su carrera en su amado Colo-Colo.
Si por algo destacó Iván en su trayectoria fue por su gran eficacia de cara a puerta y por ser un gran rematador de cabeza. Su entrega le convirtió en un símbolo para la grada del Santiago Bernabéu y 17 años después de su marcha sigue ocupando un lugar en el corazón de los aficionados madridistas.
Buenísimo Marco, me encanta. Muchas Felicidades
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