Los madridistas de mi generación, la del 84, crecimos como tales con las Ligas que nos birlaron vilmente y de manera nunca vista en Tenerife, crecimos con el dominio en Liga del Barça de Cruyff y con el 5-0 en el Bernabéu, en el que jugadores como Hierro o un jovencísimo Raúl (o Luis Enrique) se las veían tiesas con el máximo rival, el FC Barcelona.
Crecimos con las agresiones de Risto Stoichkov y las cosiguientes reprimendas de Hierro en forma de 'caricias', vimos como Miguel Ángel Nadal le sacudía un puñetazo en pleno estómago a Davor Suker en mitad de un clásico, sin balón. Crecimos con el mecherazo a Roberto Carlos en el Camp Nou, por no hablar del cochinillo y la campaña, eso sí, llena de valors contra Luis Figo para que su recibimiento en Barcelona fuera de todo menos deportivo. Crecimos viendo a Raúl pegarse con todos, incluido su amigo Pep Guardiola, porque entendía que ser Capitán del Madrid y ser madridista no era ponerse un brazalete y besarse el escudo sin más. De sobra es conocida su imagen mandando a callar al Camp Nou.
Crecimos escuchando a Guti diciendo lo que la mayoría de madridistas sentimos y deseamos: "Quiero que el Barça pierda siempre". Crecimos observando como Makelele y Zidane se "hostiaban" con jugadores del Barça por defender a los suyos.
Hemos visto como un entrenador se ha partido la cara para acabar con la hipocresía y falsa humildad que han predicado estos sujetos blaugranas durante la era Guardiola. Hemos visto como Arbeloa, Callejón, Cristiano o Xabi Alonso también han entendido que el máximo rival nos ha estado faltando al respeto continuamente por boca de sus 'ideologos' Xavi Hernández, Gerard Piqué o Daniel Alves. Hemos visto y oído las insinuaciones malintencionadas de Guardiola sobre los títulos que le ganamos en su momento. Hemos visto a Leo Messi agredir a un aficionado en nuestra propia casa. Incluso hemos visto a Casillas indignarse en el Nou Camp mientras se llevaba la mano a la cara en clara señal de 'mucha jeta' al sufrir el enésimo robo en Barcelona.
Pero claro, ahora resulta que según nuestro 'Capitán', la estábamos cagando y que nunca vio algo así en un clásico, sin más.
Un Capitán que, en un problema que atañe a 2 clubes cuya rivalidad traspasa fronteras y se alarga durante décadas de peleas, faltas, insultos y competición, llama a su amigo blaugrana para solucionarlo, pero no lo hace como Capitán del Real Madrid, sino que lo hace como Capitán de la selección española y representante de los españoles, que es lo que a él más le importa, por encima del Club que le paga y que le dio la oportunidad de ser quien es.
Tócate los cojones, Casillas.
@Totebolson
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